Si usted está viendo doble, no se preocupe; esta vez la ocasión lo amerita. Ayer se realizó en Famaillá la 15° edición de la Fiesta nacional de los mellizos: una iniciativa para rendirles honor a las familias con hermanos idénticos (o similares), gemelos, trillizos y cuatrillizos. A pocos kilómetros del ingreso a la ciudad, el Parque temático histórico es uno de los principales atractivos para visitar. Con tantas réplicas de personajes destacados, elegir ese lugar como punto central del evento tiene su picardía.
A punto de cumplir los 70, Hugo y Marcelo Andrada pueden decir que se conocen de toda la vida. Después de tantas décadas como hermanos las memorias compartidas sobran. “Cuando íbamos a la escuela y debíamos rendir un examen había momentos en que uno respondía por el otro para intentar aprobar. Al vestirnos siempre iguales era difícil que la maestra se diera cuenta al principio”, recuerdan.
Estar siempre juntos implicó también brindar consuelo en las malas rachas. “Nosotros sí creemos que existe una fuerte conexión más allá de lo físico; cuando a uno le ocurre algún problema o se golpea el otro percibe algo. La anécdota más llamativa que tenemos ocurrió durante la juventud. Por cosas de la vida acabamos casados con la novia del otro. Pasados los cinco años, ambas mujeres se enteraron y nuestras relaciones acabaron mal”, relatan.
Gracias a su clima popular y distendido (con ranchos de empanadas, puestos de artesanías y chocolate caliente), este año la convocatoria superó los 200 participantes inscriptos. Dentro de ese registro hubo mellizos de otras localidades tucumanas, Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Ushuaia y hasta Perú.
Este es el tercer año en que María Paz y María Morena Argañaraz (9) visitan Famaillá. Aunque son de pocas palabras, la emoción se nota se nota en sus caras y vestuario. Engalanadas con sus tutús rojos y alas de mariposas las pequeñas bailarinas planearon participar de los concursos “a las mejores vestimentas” y “los mejores talentos”.
“La verdad es que esperan todo el año para venir a esta fiesta. En casa ambas son muy unidas, al punto de hacer siempre juntas hasta las travesuras. Por eso, jamás encontramos a la culpable”, comenta divertida su mamá, Eliana Argañaraz; vecina de Delfín Gallo. Para diferenciarlas en la escuela, ellas confiesan que algunos niños se guían por un lunar que sólo una de las hermanas posee en el cuello.
Partida triple
Si un hijo implica una bendición y dos representan plena fortuna… ¿qué hacemos con tres? Tras haber cumplido siete meses llegó el momento de presentar en sociedad a las trigemelas María Milagros, María Aruna y María Valentina Acevedo.
“Ni bien nacieron las primeras semanas que pasamos en casa fueron bastante complicadas, pero al final logramos organizarnos y armar nuestra rutina. El único problema es que están sincronizadas porque las tres se despiertan, lloran o quieren comer al mismo tiempo”, indica su madre, Macarena Albornoz.
Otro de las pequeñas catástrofes diarias a las cuales se enfrenta la familia -oriunda de Villa de Leales- alude a las compras. “Generalmente solemos encontrar la misma ropa para dos de las bebés y, ante la falta de prendas, optar por algo similar para la tercera. En cuanto a recursos para diferenciarlas solemos decir que son de diferente contextura física. Existe una que es más regordeta, otra de talla mediana y luego viene la más pequeña”, acota.